"(...) Los tiempos son malos para la fe porque nada en el mundo la favorece, pero como el cimiento de las obras de piedad no está en el suelo sino en el cielo, acaso la frialdad misma del mundo sirva para que Dios nos conceda aquel apetecido resultado...”
Luis de Trelles, La Lámpara del Santuario (1.872). Tomo III, página 2.
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