sábado, 3 de julio de 2010

Diario del curso. Celebraciones

Antes de la visita turística a Ribadeo, esa que la lluvia se empeñó en deslucir un poco, hoy fue un día de celebraciones. La comida en O Cabazo terminó con el es un muchacho excelente con el que, tras soplar las velas, homenajeamos a tres de los congresistas que realmente tenían mucho que celebrar... ¡Felicidades!
La tarde nos mostró Ribadeo. Y si ayer el alcalde nos habló con cariño de su pueblo, los improvisados guías turísticos de esta tarde no le anduvieron a la zaga. La cara visible de la organización se dedicó a enseñarles su pueblo a los cursillistas, a contarles desde el saber de los años y el agradecimiento que en el fondo uno siempre profesa a las calles en las que crece. El autobús iba despacio, pero apenas daba tiempo, porque aunque Ribadeo no es un lugar especialmente grande, en este blog ya hablamos alguna vez de que está plagado de rincones que ningún visitante debería de perderse. El club naútico nos mostró la cara amable de la ría, el vuelo del Cormorán, el amanecer sobre el cantábrico, los secretos de la zona ZEPA (zona de especial protección para las aves)... Tras la visita a Porcillán, nuestros pasos nos condujeron al camino del faro. Aunque el tiempo no acompañaba no pudimos dejar pasar la ocasión de acercarnos a contemplar el mar. La Isla Pancha, no es el peine del viento de San Sebastián ni las cubos de la memoria de Llanes, pero el Cantábrico, caprichoso, sin ayudas externas, escarpó una costa espléndida, dejó las huellas de su abrazo constante y de alguna que otra lucha embravecida como la que pudimos contemplar esta tarde. Estamos encantados del desenlace de la visita, es una suerte contemplar el Cantábrico desde la Isla Pancha; hay realmente pocos lugares en los que el mar suene tan bien...


Cormorán. Nuestro agradecimiento a los profesores del IES Porta da auga,
autores de un documental sobre la ría que amablemente nos cedieron
para compratir con todos los cursillistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario